martes, 14 de junio de 2011

Las tentaciones

Desde el momento en que Michael y yo nos casamos, le pedí a Dios que quitara la tentación de nuestras vidas. Yo no sé si ha sido el resultado de la oración o el hecho de que ambos nos cuidamos contra tales cosas, pero nunca nos hemos dado el uno al otro ni un solo momento de preocupación.
Estoy segura de que se debe más a la mano de Dios que a la fuerza de reprensión humana, pero ambas son importantes.

Conozco varias parejas que han experimentado el adulterio en sus matrimonios, pero a causa de que en cada caso había una esposa dispuesta a orar y un esposo dispuesto a dejar que Dios lo cambiara y restaurara, hoy día los matrimonios están aún intactos y con éxito. Solo la oración, un corazón sometido, y el poder transformador del Espíritu Santo pueden obrar esta clase de milagros.

Tengo otra amiga cuyo esposo ha tenido varios idilios amorosos antes de al fin divorciarse. Cada ocasión era con una de sus mejores amigas. Yo pongo en duda su elección de "amigas", pero nunca pongo en duda su santidad o compromiso de oración. Ella oró. Pero el corazón que rehúsa escuchar los impulsos del Espíritu Santo no cambiará, no importa cuán fuerte ores.

La tentación está en todas partes hoy día, y somos tontas si pensamos que nosotras o nuestros esposos no pueden ser seducidos de una forma u otra. La Biblia dice: "El sepulcro, la muerte y los ojos del hombre jamás se dan por satisfechos" (Proverbios 27:20). Si eso es cierto, la tentación siempre es una posibilidad y tenemos que estar vigilando. Ciertas personas son tentadas por el alcohol y las drogas; otras sienten tentación por el dinero y el poder. Incluso otras encuentran que la adicción a la comida, la pornografía o la inmoralidad sexual son tentaciones irresistibles. El enemigo de nuestras almas conoce dónde está la debilidad de nuestra carne y él pondrá tentaciones a nuestro paso en los puntos más vulnerables. La pregunta no es si habrá tentación o no, sino cómo
trataremos con ellas cuando surjan. Recomiendo orar en medio de ellas. Mientras que la oración puede o no detener a un hombre de hacer algo que él está determinado a hacer, sí puede disminuir las voces de la tentación y fortalecer su resolución. Puede pavimentar el camino para que él tome las decisiones correctas.

La Biblia dice que Dios no nos tienta. Son nuestros deseos quienes nos atraen a lo que nos seduce. Ellos son los que nos hacen pecar y traer muerte a nuestras vidas. Pero, "dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman" (Santiago 1:12). Dios desea que pasemos por tentaciones porque Él desea bendecirnos. Pero Él necesita saber si puede confiar en que nosotros escogeremos sus caminos en lugar de nuestros deseos carnales. Él siempre nos dará la salida si la deseamos de corazón.

El mejor momento de comenzar a orar por esto es antes que algo suceda. Jesús instruyó a sus discípulos a que "vigilen y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil" (Marcos 14:38). Si tu esposo lucha en ciertas áreas, ora para que él desee tener compañeros de oración santos con quienes pueda compartir con sinceridad, dar cuenta, y recibir oración. Una confesión abierta delante de Dios y de otros creyentes hace más para minimizar el poder del tentador que cualquier otra cosa. Desdichadamente, muchos hombres son reservados para revelar lo que les tienta más y de esa forma se cierran a lo mismo que pudiera protegerlos.

Si después de todo lo que oras, tu esposo aún cae en las manos el tentador, no te culpes. La decisión al final es de él. Él ha escogido caminar en la carne y no en el Espíritu. "Así que les digo: Vivan en el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa. Porque ésta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren" (Gálatas :16,17). No dejes de orar por él. No importa lo desesperado que luzca cuando lo veas que es tentado una y otra vez, tú sabes que os ha provisto la manera de escapar y puede que tú seas el instrumento que Él usará para ayudarlo a él a encontrarla. Si no hay problema de tentación en tu matrimonio, da gracias y ora para que siga de esa forma.

ORACION
Señor oro para que fortalezcas a mi esposo para que pueda resistir cualquier tentación que venga a su camino. Quítala de su mente antes que alcance su corazón o experiencia personal. No lo guíes en tentación, sino líbralo de males tales como el adulterio, la pornografía, las drogas, el alcohol, la adicción a alimentos o juegos, y perversión. Quita la tentación en especial en el área de (nombra una tentación específica). Hazlo fuerte donde él es débil. Ayúdalo a levantarse por encima de cualquier cosa que se levante como fortaleza en su vida. Que él pueda decir: "No me pondré como meta nada en que haya perversidad. Las acciones de gente desleal las aborrezco; no tendrán nada que ver conmigo" (Salmo 101:3).

Señor, tú has dicho que "Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse" (Proverbios 25:28). Oro que (el nombre del esposo) no sea vencido por el poder del mal, sino levantado por el poder de Dios. Establece una pared de protección alrededor de él. Llénalo con tu Espíritu y quita todo lo que no sea de ti. Ayúdalo a tomar control sobre su espíritu y a tener dominio propio para resistir cualquier cosa o persona que se convierta en tentación. Que él pueda tener "...aborrezca el mal; se aferre al bien" (Romanos 12:9). Oro para que él sienta repulsión por las situaciones tentadoras. Dale valor para rechazarlas y enséñalo a caminar en el Espíritu para que él no cometa la tentación de la carne.

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